Época: Vida cotidiana Fin-d
Inicio: Año 1870
Fin: Año 1914

Antecedente:
La sociedad victoriana

(C) Joaquín Córdoba Zoilo



Comentario

El crecimiento de la enseñanza facilitó una mayor demanda de productos culturales, aunque los gustos fuesen un tanto superficiales y, en términos generales, predominase un cierto utilitarismo. En todo caso, un instrumento decisivo en esta tarea de difusión cultural resultó ser la prensa. Se trataba de una prensa de información general relativamente al margen de la política, pero con gran capacidad de atraer lectores en una sociedad que buscaba formación sobre muchos otros aspectos de la vida económica y social.
La atenuación de los impuestos sobre el papel de prensa y el desarrollo de la publicidad contribuyeron a que la circulación de los periódicos aumentara sensiblemente en estos años. Los avances técnicos permitieron, por lo demás, mejoras en la composición tipográfica y una mayor rapidez de la impresión, gracias a la rotativa que el Times de Londres empezó a usar en 1848.

El abaratamiento de los periódicos facilitó, a su vez, las grandes tiradas. En ese sentido una fecha clave en el desarrollo del periodismo popular lo marca la aparición, en 1863, de Le Petit Journal de París, que se vendía a muy bajo precio y que daba todo tipo de informaciones, con la excepción deliberada de las noticias políticas. Su circulación superó pronto el medio millón de ejemplares.

El desarrollo de la prensa facilitó también el gusto por la lectura, a través de folletones que se publicaban en los periódicos (el Journal des Débats, que era un periódico muy conservador, aumentó notablemente su tirada en 1843, cuando comenzó a publicar los Mystères de Paris, de Eugéne Sue) o de publicaciones periódicas que reunían lecturas instructivas. Es el caso, en España, del Semanario Pintoresco Español, que se publicó entre 1836 y 1856. Los viajeros del ferrocarril brindaron un tipo nuevo de lector, que buscaba lecturas amenas y baratas, lo que provocó interesantes iniciativas editoriales (W. H. Smith en Inglaterra, Hachette en Francia) que se dedicaron a la reedición de clásicos o a la publicación de autores a los que no hubiera que pagar derechos.